El profesor emérito Eugenio Raúl Zaffaroni, uno de los directores del Instituto de Investigaciones Jurídicas Fray Bartolomé de las Casas (IFBC), participó del panel en el que varios expertos en derecho ambiental, justicia climática y derechos humanos dieron sus impresiones iniciales sobre la tan esperada Opinión Consultiva de la Corte Interamericana sobre la Emergencia Climática y los Derechos Humanos.
En su intervención, Zaffaroni, quien comenzó por destacar que “este documento es quizá el más importante que hasta ahora emerge de una corte internacional”, señaló como fundamental que, ya en su primer punto, la Opinión Consultiva establece “la relación que tiene la crisis climática que se está viviendo con el endeudamiento de los Estados y la diferencia entre los Estados”. También remarcó que la Corte IDH, en línea con lo que en su momento sostuvo el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si’, reafirma que “no hay dos crisis, una crisis ambiental y una crisis social, sino una única crisis socioambiental”. En tercer lugar, el director del IFBC destacó: “Es la primera vez que un tribunal internacional reconoce a la naturaleza directamente como sujeto de derecho y revierte la visión antropocéntrica. Los seres humanos no somos los dueños de la naturaleza, sino parte de la naturaleza”.
Zaffaroni enfocó el resto de su participación en “señalar el difícil camino entre este deber ser y el ser”. En ese sentido, se preguntó: “¿Cuál es el principal obstáculo con el que vamos a chocar para que el ser sea alguna vez como debe ser o se vaya aproximando a lo que debe ser? Creo que el principal obstáculo, claramente, que se desprende del punto primero de la Opinión Consultiva, es la injusticia planetaria, la injusticia global”.
Indicó que se trata de “una amenaza directamente a la humanidad”, algo que ya en otras oportunidades sucedió. “Si los derechos humanos han avanzado -afirmó-, por lo menos en el derecho vigente, ha sido no por un avance de la racionalidad de la humanidad, sino por miedo, por temor ante catástrofes”. Recordó que “la positivización misma de los derechos humanos responde a una experiencia catastrófica, que fue el dramático, incalificable, final de esa lucha interimperial que comenzó en 1914 y terminó en 1945”. Por eso, apeló a que en esta ocasión “no sea una catástrofe lo que llame a la racionalidad”.
Al referirse a la “injusticia planetaria”, ese principal impedimento para la concreción del “deber ser” trazado por la OP, Zaffaroni consideró que “comienza con el mismo mundo, cuando el Norte nos robó oro, plata, se empoderó y, en función de ese empoderamiento, cometió genocidios por Asia, por África, por Oceanía”. También le puso nombre: “Es el colonialismo, no el originario, no el neocolonialismo, pero sí este tardocolonialismo financiero que estamos viviendo como resultado de la financiarización de la economía. Tengamos claro que este es el principal obstáculo con el que debemos chocar y al que debemos vencer. Y hago votos, insisto, en que esto lo hagamos en función de racionalidad y no por temor a futuras catástrofes”.